Aprendemos en todo momento, en todo lugar y a lo largo de toda nuestra vida. Es nuestra especialización. No tenemos garras, ni somos rápidos, ni ágiles… lo que somos es muy listos. Y cuando algo nos ayuda a sobrevivir, como es aprender, nos proporciona placer. Si, aprender es placentero y si no lo es, algo hay que hacer. Cuando nos planteamos las necesidades de los niños para lograr un desarrollo óptimo de sus capacidades personales que les permitan tener una vida futura satisfactoria los padres pensamos, lógicamente, en su felicidad y en su aprendizaje. Pero, ¿es posible que exista un aprendizaje feliz? Mi opinión es que realmente ambos aspectos del desarrollo de un ser humano están unidos y deberían estarlo, pues es que además, para que una persona aprenda de verdad necesita sentirse segura, no tener miedo, no estar bajo estrés. No es una proclama sin bases, todo lo contrario, los más modernos investigadores en neurología afirman esto precisamente, el cerebro está capacitado para aprender pero lo hace realmente cuando las condiciones emocionales del sujeto son las adecuadas. El ser humano, como especie, se caracteriza precisamente por la capacidad de aprendizaje y eso lo premia internamente. Estamos dotados de características que nos definen y que nos han hecho tener éxito en la lucha por la existencia. El ser humano aprende. Es indispensable para su supervivencia y la Naturaleza nos hace capaces de aprender. Y, evidentemente, aprendemos en todo momento y en cualquier lugar. La curiosidad, el espíritu investigador, la capacidad de resolver problemas, la memoria, la retención de conocimientos que consideramos útiles es algo que nos proporciona intensas experiencias de gozo. Diría que está en nuestro ADN, si me permitís. |
Precisamente hoy hemos aprendido de ADN pues hemos estado buceando en La Isleta del Moro, un pueblo maravilloso en el Parque Natural de Cabo de Gata y lo hemos hecho con mi amigo Lorenzo, que es profesor de genética vegetal en la Universidad. La imagen que acompaña este texto es suya: unas muestras de posidonia que serán enviadas a unos colegas que están investigando esta especie y su variabilidad genética. La oportunidad de aprender estaba esperándonos. |
Además he descubierto que a los peces de colororines (thalassoma pavo) les encantan mis aletas nuevas, una de color aguamarina muy claritas y que no les tienen miedo, sino que se arremolinan cerca y me piden que mueva la arena del fondo, creo que piensan que soy de alguna especie amiga que les proporciona comida. |
¿Qué necesita un niño para aprender? Primero, y ante todo, tener sus necesidades básicas cubiertas, por supuesto. Pero esas necesidades básicas no son solo las físicas, también son las psicológicas y emocionales. Estar bien nutrido, sano y cuidado es indispensable, pero también sentirse amado, protegido, en un entorno seguro y con adultos que te traten con respeto y cariño. En definitiva, ser feliz es importantísimo para poder asimilar conocimientos. Los padres son responsables de que el niño se sienta feliz y para lograrlo deben ofrecerle apoyo, confianza, atención personalizada, escucha sin juicios y la seguridad del afecto. Y parece de perogrullo, ero los niños necesitan pasar más tiempo con sus padres y en esto deberían centrarse políticas de protección a la infancia, en darles las condiciones precisas para que en su niñez puedan ser cuidados y atendidos principalmente por sus familias, algo que los niños, cuando se les da voz, dejan muy claro. Los niños necesitan juego libre, tanto para ser felices como para aprender. Aprenden mediante el juego y cualquier programa que se centre en mejorar su vida debería contemplar también la gran importancia que tiene para su futuro el disponer de tiempo y espacios de juego suficientes. Una vez garantizada la calidad de vida, la presencia de sus padres en el hogar disponibles para ellos y el poder jugar, lo demás vendrá como añadidura, importante, pero como añadidura. ¿Y el estudio? Igual que el hogar los niños deberían ser felices aprendiendo en la escuela o en cualquier espacio educativo. No cesamos de preocuparnos por los malos resultados educativos pero las medidas que se proponen parece que van precisamente en la línea equivocada; presionar más a los niños, mandar más deberes, adelantar la exigencia en la lectoescritura, no rebajar las ratios, no cuidar de mejorar las condiciones de trabajo de los maestros, hacer más exámenes de contenidos evaluables y, en muchas ocasiones,memorísticos. La ansiedad es contraria al aprendizaje. Lo deteriora, lo frena. El verdadero aprendizaje efectivo es feliz. Ningún curriculum, normativa, organización o procedimiento debería implantarse en la Educación si no tiene como centro la necesidad del niño. Podemos aprender en cualquier lugar, y también en casa, con espacios y tiempos donde el amor al conocimiento les haga querer aprovechar cada instante con alegría, como ha sido mi experiencia de hoy en el mar. Resumiendo, para mejorar la vida de los niños su felicidad es el objetivo prioritario, y eso debe ser el centro de cualquier reforma de atención a la infancia o propuesta educativa. Y esta necesidad es lo que Irene, Héctor y yo os ofrecemos en CLEIS EDUCACIÓN este curso. Comenzamos las clases el 5 de septiembre y hemos ya abierto la matrícula para que vuestros hijos e hijas aprendan con alegría Ciencias, Matemáticas, Historia, Inglés, Latín, Arte., Filosofía, Escritura Creativa, Lengua y muchas más áreas de conocimiento que siempre enfocaremos de manera enlazada para que aprendan en todo momento y en todo lugar. Visitad mi grupo de telegram para más información de las clases y servicios que ofrecemos este curso. https://t.me/mireialongeducacion |