ARQUETIPOS DE DIOSAS Y PATRIARCADO

Arquetipos de la Diosa podríamos decir que trata sobre la Diosa y sus manifestaciones, sobre la energía de lo Divino Femenino, sobre su concreción en figuras metafóricas que representan diferentes aspectos de la psique y la vida de las mujeres encarnadas en las Diosas Griegas Clásicas, pero sobre todo trata sobre nosotras mismas, sobre cada una de nosotras.

Lo divino femenino nos habita y nos representa. Lo divino femenino es muy importante especialmente para nosotras que hemos crecido en una cultura y una religión patriarcales y no hemos tenido figuras femeninas que nos representaran. Por eso queremos recuperar y traducir a las Diosas antiguas y que, como hicieron en tiempos pretéritos, darles un espacio para que nos ofrezcan su imagen para identificar nuestras vivencias, nos enseñen y nos acompañen. 

Hemos elegido a las Diosas más conocidas del panteón Olímpico, pues representan arquetipos muy potentes y cercanos, y os mostraremos como se manifiestan realmente en vuestra vida y como acercarnos a ellas para acrecentar nuestro poder en cada área de nuestra vida y nuestra psique.

Todas nosotras presentamos rasgos de alguna de estas poderosas deidades y transitamos por ellas a lo largo de la vida y las experiencias. Estas diosas, de las que quizá ya habrás oído hablar, nos han llegado en leyendas y mitos recogidos en la tradición literaria clásica y, muchas veces, vienen teñidas de cierta misoginia. Por eso queremos ir más lejos, más profundo, más antiguo, y rescatar su plenitud de poder. 

Es preciso tener cerca a las diosas. Hemos crecido en culturas en las que Dios es masculino y acompaña, además, preferentemente a los hombres. Ellos encuentran en el Dios diferentes momentos y aspectos de sus biografías representadas y encarnadas en figuras divinas.

Para el Cristianismo, el Judaísmo y el Islam Dios parece ser masculino y su Hijo y los principales profetas también lo son. Dios no solo es Padre, sino que escoge a varones para que lo representen en la Tierra. Las representaciones, el género lingüístico y la propia biografía divina tienen como modelo al Hombre. Por supuesto también existen figuras femeninas importantes, pero siempre están subordinadas a la narrativa del Dios masculino y cumplen funciones estrictamente determinadas por el ideal patriarcal de mujer.

Otras religiones, practicadas actualmente o en el pasado, incluido el paganismo más extendido en la Edad Antigua, también responden a este paradigma patriarcal, pues son reflejo y expresión metafórica de sus ideales, cultura y explicación del mundo. ¿No hay escapatoria entonces y deberemos seguir sintiendo que nunca somos suficientemente buenas para ser elegidas por los dioses? ¿Puede la religión, la mística y los rituales conectarnos con nuestro propio poder interno activándolo? Por supuesto, nosotras creemos que sí y por eso te estamos conduciendo a descubrirlo.

Las diosas griegas se pliegan ante los dioses pero también se revuelven, se empoderan, se liberan y nos defienden. Y en ellas hay el rastro de un pasado mucho más antiguo, el de las grandes diosas per-patriarcales. Todas ellas forman parte de los arquetipos que nos van a descubrir los secretos y poderes de nuestro interior.

El patriarcado va mucho más allá de la idea de que el padre dirija la familia, es un concepto que define sociedades donde se dan relaciones de poder no equitativas entre las mujeres y los hombres, siendo las mujeres las que sistemáticamente son oprimidas o desvalorizadas.

Seguimos viviendo en sociedades patriarcales, incluso en los lugares donde existe igualdad ante la Ley y mayor acceso a la cultura, la libertad y los recursos. Y, eso se debe a las estructuras mentales de las personas que forman parte de esas sociedades, que siguen pensando que nuestros derechos, capacidades y libertades deben ser diferentes si somos hembras y nos marcan un camino del que no deberíamos salirnos si no queremos sufrir rechazo, como poco, y nos arriesgamos a toda clase de agresiones. 

Las sociedades occidentales patriarcales manifiestan visiblemente esta estructura de poder diferenciada en muchos aspectos.

La representación de las mujeres en las posiciones de poder es comparativamente mucho menor, tanto en instituciones públicas como privadas. En las relaciones familiares la violencia de los hombres contra las mujeres son frecuentes, sea como violencia explícita, sea como sometimiento y control. Las agresiones verbales o emocionales incluso se encuadran en relaciones románticas Los ataques sobre la sexualidad, aspecto o capacidad de las mujeres son usadas como medida punitiva por parte de hombres que se sienten amenazados en sus posiciones tradicionales, incluso los que parecen ser igualitarios. La violencia sexual, las agresiones, la pornografía y la prostitución son expresiones terribles del patriarcado, justificadas o aceptadas socialmente incluso. Soltar las llaves del control social es algo que no pasa de un día para otro. 

Las niñas y mujeres educadas en sociedades patriarcales están formadas en una ideología, a veces expresa, a veces oculta, que les indica cuál es su lugar en el mundo, en la estructura social y familiar, cuales son sus deberes, sus virtudes y sus funciones aceptables. 

Descubrir que nuestra cultura y la religión que hemos aprendido se nutren de patriarcado es liberador, aunque pueda ser doloroso. Las diosas de este curso también están expresando su poder y divinidad en un mundo invadido por el patriarcado, pero ellas, como nosotras, no se van a rendir y nos van a descubrir que podemos volver a equilibrar el Universo y las relaciones entre todas las Hijas y los Hijos de la Diosa.