La herida materna es una manifestación de la sociedad patriarcal y de su violencia estructural hacia las mujeres. Las diosas griegas y nosotras la tenemos en común.
La negación de poder y libertad, las heridas sufridas, provocan comportamientos disfuncionales que se establecen para lidiar con el dolor o que se establecen como consecuencia de este.
Pasa de madres a hijas, a lo largo de las generaciones y deja un profundo impacto en nuestras vidas y en las de los niños y niñas, enturbiando sus relaciones con sus madres, con otras personas y con ellos mismos, manteniéndose sus consecuencias a lo largo de toda la vida.
Míticamente se traduce en las historias sobre la dominación, la derrota, la violación o la muerte de la Diosa o sus animales totémicos. Apolo, por ejemplo, vence a la serpiente Pitón, animal ligado a la Diosa Madre neolítica, y se apropia de Delfos y su Oráculo para siempre. Zeus victorioso viola a su madre Rhea, se traga a su primera esposa Metis o humilla repetidamente a Hera con sus aventuras extramatrimoniales, por no añadir su relación con las princesas, diosas y ninfas que va conquistando que serían, seguramente, antiguas diosas locales.
Los hijos, en los tiempos antiguos, eran de su madre y eran sostenidos y cuidados por toda la tribu, como todavía se ha podido estudiar en sociedades matriarcales en el siglo pasado. El patriarcado desarrolla estructuras para dominar la sexualidad de la mujer, asegurando su castidad y fidelidad, apropiándose de la progenie y negando a la madre, en muchas ocasiones, derechos legales sobre los hijos.
A la mujer se le indica que su función de reproductor a y cuidadora de los hijos de su amo/esposo es lo único para lo que realmente es valiosa, pero que nunca debe dejar de poner a su pareja y sus necesidades por encima de los niños. Los partos traumáticos, la separación del bebé, la alimentación dificultada y la negación de la corporalidad de la crianza son elementos más de esa misoginia y esa herida materna.
La herida materna se manifiesta de muchas maneras en nosotras, es la consecuencia de una ruptura de la manera natural y sana en la que se desarrollaría el vínculo primordial que estructura nuestra psique y de las heridas acumuladas por generaciones de mujeres negadas y atadas al patriarcado, huérfanas de Diosa.
Muchas mujeres, a lo largo de sus vidas, expresan sentimientos de confusión, soledad, inadecuación y vacío. Un roto, un silencio, un agujero oscuro se traga la alegría como Hades arrastrará a Perféfone al Inframundo.
Posiblemente puedas reconocer algunas de las situaciones que relatamos en el documento que puedes descargar a continuación. Son las consecuencias de la herida materna y muchas de nosotras reconocemos sufrirlas o haberlas sufrido
Descarga este PDF y rellénalo. ¿Cuántas heridas te reconoces? ¿quieres añadir ahora alguna manifestación adicional que estés reconociendo?
Como veremos mas adelante muchas de las estrategias que toman las diosas arquetípicas responden a la presión del patriarcado sobre nosotras.y a la relación distorsionada con la fuente de Amor que es la madre y la Diosa Madre.
Nuestras madres, como las suyas, y así durante milenios hacia atrás en el tiempo, sufrieron las mismas heridas, quizá mayores, quizá más negadas y silenciadas. Seguramente hicieron lo que pudieron con sus heridas y carga. Sin disculparlas, podemos decidir seguir adelante y reconstruir nuestro vínculo con la Fuente primigenia de Amor y Vida: el Principio Divino Femenino.